No son muchos los antecedentes documentados con los que se cuentan, como para escribir páginas y páginas de las relaciones de la Iglesia Católica y Carol Wojtyla o Juan Pablo II con Augusto Pinochet, no obstante ello, con lo que se tiene se ha establecido que el General Augusto Pinochet y su gobierno contó con la anuencia y la bendición de su Iglesia.
Tuvo detractores, y eso es lógico, correcto, y ello por las distintas corrientes de pensamientos políticos que populan entre los clérigos y pastores católicos, no debiera ser así, pero fue inevitable.
La mayor muestra de ese compromiso y reconocimiento al General Pinochet se tornó en un hecho histórico, cuando El Vaticano como Estado reconocido, intercedió frente al gobierno de Inglaterra por la liberación del ex Presidente, quien estuvo detenido en Londres entre el 16 de octubre de 1998 y el 2 de marzo de 2000.
El encargado de interceder ante el gobierno del Primer Ministro Tony Blair, fue el Secretario de Estado del Vaticano Angelo Sodano, quién conoció y compartió muy de cerca con el General cuando fue el representante del Gobierno Vaticano en Chile, durante el Gobierno Militar.
Otro reconocida figura de la Iglesia Católica chilena que intercedió en favor del Ex-Presidente fue el cardenal Jorge Medina Estévez, quien de ser obispo en Valparaíso en 1996 fur nombrado prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Iglesia Católica. El Cardenal Medina, en una entrevista con el periódico chileno declaró, el 29 de diciembre de 1998: «Lo que ha estado en nuestra mano hacer lo hemos hecho, con discreción, porque en este tipo de cosas hablar demasiado es muy dañino».
Medina añadió: «El senador Pinochet sufre, y en esta situación muy particular lejos de su patria, y ya con signos manifiestos del peso de los años. Bueno, esperemos en Dios que las cosas se resuelvan bien. Yo he rezado y rezo por el senador, porque es una persona que está sufriendo». Y agregó que esperaban, en el Vaticano, «confiados, que nuestras gestiones discretas tengan buen resultado».
La figura clave en la intervención de la Santa Sede, según fuentes consultadas en Chile y en Roma y delegada la tarea por el Papa, fue el secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, quien fuera nuncio apostólico en Santiago de Chile entre los años 1978 y 1988.
Tanto el cardenal Medina como el cardenal Sodano participaron activamente en el viaje del Papa Juan Pablo II a Chile en octubre de 1988. El Papa dio la comunión al entonces Presidente y Comandante en Jefe del Ejército de Chile ,el General Augusto Pinochet Ugarte, y, aunque estaba previsto en el protocolo una reunión de sólo 20 minutos , Juan Pablo II se reunió con el Jefe Supremo de la Nación en su despacho del Palacio de la Moneda por casi una hora, y con más de cuarenta minutos en privado.
Juan Pablo II y el General Pinochet se asomaron juntos en uno de los balcones de La Moneda para saludar a una multitud deseosa de saludar al Papa junto al Presidente de Chile, con la jerarquía católica chilena a la espalda de ambos. En las fotografías del acontecimiento, que tenía lugar quince años después de que la Junta Militar depusiera al tristemente conocido Salvador Allende, el más destacado era el cardenal Angelo Sodano.
Debe recordarse que este mismo cardenal Sodano realizo un viaje especial y entusiasta para entregar la carta personal con que acompañó el telegrama de felicitación del Papa a Pinochet el 18 de febrero de 1993, con motivo de las bodas de oro matrimoniales de la ejemplar pareja católica que formaban Lucía Hiriart y Auguisto Pinochet . El cardenal Sodano dijo que personalmente se aseguraba con felicidad de cumplir : «la tarea de hacer llegar a Su Excelencia y a su distinguida esposa el autógrafo pontificio adjunto, como expresión de particular benevolencia», el secretario de Estado agregó: «Su Santidad conserva el conmovido recuerdo de su encuentro con los miembros de su familia con ocasión de su extraordinaria visita pastoral a Chile», y termino reafirmando, «señor General, la expresión de mi más alta y distinguida consideración».
No menos expresivo fue el Juan Pablo II:«(...)como prenda de abundantes gracias divinas, con gran placer imparto, así como a sus hijos y nietos, una bendición apostólica especial».
El Gobierno Vaticano, encabezado por el Obispo Carol Wojtyla tuvo una gran influencia en la liberación del Ex-presidente Pinochet
No importa lo que hoy día se especule o se acomode para usarlo en contra de conocer la verdadera historia, lo concreto es que Juan Pablo II no consideraba al General Pinochet un “dictador”.
No fue difícil conocer que el Papa estuvo interesado por Pinoceht, en esos mismos días de detención en Londres se debe recordar anecdóticamente que el ex ministro conservador Lord Norman Lamont, a los pocos días después de terminada una de las vista o sesiones del caso del General, preguntó por escrito al Gobierno, en la Cámara de los Lores, si habían recibido «algún tipo de petición del Vaticano en relación con el arresto del senador Pinochet». La respuesta fue: «Sí».
El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls fue quien confirmó la mediación, La Santa Sede, habló de razones humanitarias, argumentó razones jurídicas, como la soberanía de Chile sobre su jurisdicción; y políticas, como la transición y los beneficios del Gobierno Militar encabezado por el entónces Senador y embajador de Chile detenido.
La carta, objetivamente, iba dirigida a que la autoridad inglesa que debía decidir al final del largo procedimiento si se extraditaba al General Pinochet a España, tuviera en cuenta los argumentos y la trascendencia de que la IC apoyara al cuestionado dignatario,
Una larga relación de afecto entre el cardenal y el general
Durante el Gobierno Militar,el Cardenal Angelo Sodano fue blanco de críticas de parte de sacerdotes y cristianos comprometidos con los “derechos humanos”. Le reprocharon su afinidad con el régimen militar, cuestionaron su influencia en los nombramientos de obispos conservadores y le acusaron de censurar los discursos que se pronunciaron ante el Papa. Cuando al cardenal le tocó dejar Chile, El General Pinochet le rindió un sentido homenaje y despedida, con una comida de Honor en La Moneda y, después como Comandante en Jefe del Ejército en 1990, cuando el cardenal fue npmbrado Secretario de Estado, el ex-Presidente le envió una felicitación como Jefe del Ejército.
Los cardenales Angelo Sodano, Jorge Medina, Piero Biggio, fueron trascendentales para transmitir la “verdad” de Chile y el Gobierno Militar a Juan Pablo II. Piero Biggio conoció cultivó buenas relaciones con los militares en los principios de los setenta y conoció la situación de la época, cuando estuvo destinado en Chile.
Ciertamente, se han escuchado voces que descalifican la relación de Carol Wojtyla con el Chile y el Gobierno Militar encabezado por el General Augusto pinochet Ugarte, pero nadie puede llamar a engaño, Juan Pablo II conoció en carne propia las infamias de la izquierda en “carne propia”. Dificilmente se iba a dejar engañar, su sabiduría no se lo permitía, y más allá de toda prueba... la devoción hacia Dios, del militar, del humanista, del estadista, del cristiano Augusto Pinochet Ugarte.
Carlos Toledolabarca